
En plena crisis de infraestructuras —calles agrietadas, aceras intransitables y barrios sin equipamientos— el Ayuntamiento de Cartaya (gobernado por la coalición PP‑ICAR) reserva casi 400 000 € para alquilar carpas, jaimas y moquetas destinadas a cuatro ferias locales. Paralelamente, su “Portal de transparencia” carece de los presupuestos vigentes y de las liquidaciones contables mínimas. Esta combinación de despilfarro festivo y oscurantismo financiero crea el ambiente propicio para el clientelismo y la corrupción.
Opacidad contable: la primera alarma
- En la sede electrónica municipal solo figuran carpetas vacías o ejercicios antiguos; los presupuestos recientes y sus modificaciones no están disponibles.
- Incumple la Ley 19/2013 de Transparencia y la Ley andaluza 1/2014, que exigen publicar el presupuesto aprobado, su ejecución y la relación de contratos.
- Sin estos datos, la ciudadanía pierde la capacidad de auditar sobrecostes, detectar adjudicaciones irregulares o comparar promesas con gasto real.
- El resultado práctico es un cheque en blanco: ningún vecino puede saber cuánto se destina a servicios básicos frente a fiestas y eventos.

El contrato S‑29/2025: lujo efímero y facturas perpetuas
Dato clave | Valor |
---|---|
Objeto | Alquiler e instalación de carpas, jaimas y stands para las ferias locales |
Duración base | 1 año + 3 prórrogas automáticas (hasta 4 años) |
Lotes | L‑1 Carpas/Jaimas – L‑2 Acondicionamiento de Pabellón |
Eventos cubiertos | Feria de Octubre, Feria del Caballo, Feria del Marisco, Salón de Automoción |
Infraestructura resultante | Ninguna: todo se desmonta al terminar la fiesta |
Por qué es problemático
- Cuantía desproporcionada
– En cuatro años el gasto se acerca al medio millón de euros, equivalente a varios tramos de vivienda social o a un plan anual de asfaltado. - Beneficio concentrado
– Las ferias favorecen a ganaderos, hosteleros y expositores de coches; la mayoría de la población no obtiene retorno directo. - Alquiler eterno = patrimonio cero
– Cada temporada se paga por la misma lona y el mismo aluminio; al finalizar, el municipio no posee nada, ni siquiera una carpa municipal propia. - Hiper‑especificación técnica
– El pliego exige normas UNE y certificados ENAC muy concretos , reduciendo potencial competencia y facilitando un “traje a medida” para pocas empresas.

Infraestructuras que se caen mientras la fiesta brilla
A escasos metros del Restaurante Las Dunas se extiende un parque que ilustra a la perfección el abandono municipal: aparatos oxidados, césped inexistente, bancos en los que resulta peligroso sentarse y, para rematar, una colonia felina sin control con los problemas higiénicos que ello conlleva. Las calles vecinas parecen una carrera de obstáculos: aceras plagadas de excrementos de perro, boquetes y losetas sueltas que obligan a descender a la calzada, con el consiguiente riesgo para personas mayores o con movilidad reducida. La vegetación sin podar invade cada vez más el paso, las palmeras llevan años sin una poda adecuada y la caída de hojas secas sobre coches y viandantes es cuestión de tiempo.
Mientras tanto, la policía local es prácticamente invisible (salvo cuando se reúne a primera hora para desayunar en un establecimiento concreto) y la plantilla de limpieza y jardinería permanece bajo mínimos, incapaz de cubrir siquiera el mantenimiento esencial. No existe ni se publica un plan anual de conservación que defina cuándo se asfaltará una calle, se sustituirán farolas a punto de caerse o se renovarán los juegos infantiles: las reparaciones llegan tarde, mal y solo a golpe de queja vecinal. Todo ello contrasta con los casi 400 000 € dedicados a alquilar carpas y moquetas para tres ferias anuales: durante cuatro días los visitantes pisan moqueta impecable, el resto del año los vecinos siguen tropezando en los mismos baches. En suma, mientras el Ayuntamiento presume de eventos relucientes, las infraestructuras cotidianas se desmoronan ante la vista de todos.
- Despilfarro festivo frente a necesidades básicas reales.
- Ausencia de policía de proximidad y vigilancia efectiva.
- Déficit crónico de personal de limpieza y jardinería.
- Inexistencia de un plan de mantenimiento anual y falta de transparencia.
- Promesas electorales incumplidas en accesibilidad, parques y renovación urbana.
Riesgos reales de corrupción
Control ciudadano imposible: sin los datos del presupuesto ni de su ejecución — que el Ayuntamiento sigue sin publicar — cualquier sobrecoste pasa inadvertido y queda sin depurar responsabilidades.
Adjudicaciones a la carta: la ausencia de fiscalización pública permite que los contratos se orienten a proveedores afines, con pliegos a medida y competencia meramente formal.
Hipoteca presupuestaria: muchos expedientes incluyen prórrogas automáticas de hasta 3 años, de modo que el gasto queda comprometido más allá de la duración del mandato del gobierno actual. Ese candado impide que futuras corporaciones reorienten recursos hacia prioridades urgentes.
Falta de salvaguardas: al no exigirse auditorías externas ni publicar las certificaciones de obra o servicio, los pagos se amparan en informes internos del propio adjudicatario, un circuito cerrado que debilita cualquier control anticorrupción.
¿Qué debería ocurrir?
Medida | Impacto |
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Publicar inmediatamente los presupuestos 2024‑2025 y su ejecución trimestral | Restituye la confianza y permite el control social |
Auditoría externa del contrato S‑29/2025 | Verifica si el alquiler es más caro que la compra o la construcción de instalaciones propias |
Presupuesto participativo para eventos | Alinea el gasto festivo con las necesidades reales del vecindario |
Plan de choque en infraestructuras básicas financiado con la mitad del gasto festivo | Mejora aceras, alumbrado y accesibilidad antes de destinar fondos a ocio |
Conclusión
Mientras el Ayuntamiento de Cartaya luce carpas millonarias para unas ferias que benefician a unos pocos, oculta sus cuentas al resto de la población. La combinación de falta de transparencia y derroche festivo erosiona los servicios esenciales y abre la puerta a prácticas poco limpias. La fiesta termina, las moquetas se tiran, pero la factura —y los baches— permanecen.
DOC2025042910573420250423_Pliego_Prescripciones_Tecnicas_Exp_S_29_2025