Accesibilidad de escaparate, inaccesibilidad en las calles.

Boquetes, farolas y escalones para los vecinos… pero 136.000 € para un edificio ya en uso.

🚧 Mientras nos venden la reforma de la Casa del Marinero como un gran avance en accesibilidad, cualquiera que intente pasear por Cartaya, El Rompido o Nuevo Portil sabe la realidad: farolas plantadas en mitad de las aceras, escalones imposibles, boquetes cada 2 x 3… en definitiva, un pueblo lleno de barreras que convierten en un reto diario moverse en silla de ruedas, con carrito o simplemente andando.

💸 Eso sí, 136.000 € van a volar en un edificio que ya estaba en uso. ¿Prioridades? Parece que el titular pesa más que la vida diaria de los vecinos.

Si de verdad quisieran apostar por la accesibilidad y el uso público, empezarían por arreglar las calles. Porque ahora mismo, hablar de accesibilidad desde la Casa del Marinero es como presumir de tener un coche nuevo… cuando el camino sigue lleno de baches.

Lo que aparece en el expediente de la Casa del Marinero se puede leer de dos maneras:

  • 🔹 Buen gobierno: si de verdad la reforma responde a un plan coherente, con prioridades claras, orientado a resolver necesidades colectivas, garantizando transparencia en la adjudicación y sobre todo cumpliendo antes los compromisos electorales.
  • 🔸 Corrupción (o, como mínimo, mala praxis política): si se trata de gastar 136.000 € en un edificio para generar titulares, favorecer a empresas «amigas» y contentar a unos pocos, mientras se abandona lo esencial: accesibilidad real en las calles, servicios municipales pendientes y promesas incumplidas.

Lo que muestran los expedientes de la Casa del Marinero es que dinero sí hay, y que además se retiene crédito suficiente en el presupuesto municipal (tal y como reconocen los pliegos). Por tanto, la verdadera causa de que no se cumplan los compromisos electorales y no se haga mantenimiento de calles, aceras o espacios públicos no es la falta de recursos económicos, sino:

  • 🔸 Falta de prioridades claras: se eligen proyectos de escaparate frente a las necesidades básicas de la ciudadanía.
  • 🔸 Gestión política orientada a la foto y al titular en lugar de resolver lo urgente y cotidiano.
  • 🔸 Posible clientelismo o intereses cruzados en la asignación de contratos y recursos.
  • 🔸 Descuido sistemático del mantenimiento, que acaba costando más caro a largo plazo.

En definitiva, el caso de la Casa del Marinero evidencia que el problema no es financiero, sino de voluntad política y gestión responsable.

20250704_Memoria_Justificativa_Exp_S_25_2025

Referencia:

https://contrataciondelestado.es/FileSystem/servlet/GetDocumentByIdServlet?DocumentIdParam=PMweUixOL%2BuOzqZm4BxelDuwOSS/7jMqBpEg9WEbsuK2i8FtDgviZG/QQ/FCz7AIYCt0yBNUGSU8Alp3jZi%2BQ6Sjn5qGwevuVDZ4fVYL8azfdyQgZAdTm3EfcUAC7CJ6&cifrado=QUC1GjXXSiLkydRHJBmbpw%3D%3D

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